“… Y si tuviese toda la fe, de tal manera que
trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy” 1Corintios 13:3
Abraham es
el padre de la fe. Así se lo conoce por su fe en las promesas de Dios para su
vida y para su descendencia. Mas por encima de su fe se encuentra una bellísima
historia de amor.
Abram no
era una persona cualquiera, era el primogénito de Tare, hijo de una larga línea
de grandes y prósperos patriarcas como Sem y Heber. Sí, Abram llevaba consigo una gran herencia.
Antes de continuar quisiera que notemos algo que es importante en esta historia. El
conflicto entre Abram y Lot (Génesis 13) nos muestra que es muy probable que la
tradición, en caso de crecer en número, era separarse en busca de otras
tierras. Y si estos hijos de Heber –un opuesto a Nemrod- eran prósperos, es probable
que Abran tuviera que separarse de la casa de sus padres en busca de nuevas
tierras para formar su linaje.
Ahora bien,
este mandato de multiplicarse y la costumbre patriarcal de conquistar nuevas
tierras tenía un inconveniente para Abram: Sarai, la mujer de su vida, era estéril.
Ah! Pero
Sarai era hermosa! Codiciada por Faraon y Lamec. Era la niña de los ojos de
Abram y la dueña de su corazón. Por supuesto no habría otra mujer para él. Y
por este amor Abram estaría dispuesto a que su nombre sea borrado de los
libros.
75 años tenía
Abram cuando dejó la casa de su padre y recibió la bendición.
Pero Jehova había dicho a Abram: Vete de tu
tierra y de tu parentela a la tierra que yo te mostrare. Y hare de ti una
nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendecido.
Genesis 12:1-2
Y Abram sin
dudas fue bendecido y su nombre fue grande. En parte por la belleza de Sarai (Gen. 12:10-20) y en parte por la
victoria ante los 5 reyes que demostró su poder como hombre de Dios (Gen. Cap. 14). Pero Abram tenia una
aflicción.
Después de estas cosas vino la palabra de
Jehova a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón
será sobremanera grande. Y respondió Abram: Señor Jehova, ¿Qué me darás, siendo
así que ando sin hijos, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?
Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi
heredero un esclavo nacido en mi casa. Genesis 15:1-3
Recuerden
que Abram si podía tener hijos, entonces ¿cual es el problema aquí? Por su gran amor y fidelidad él quería tenerlos con Sarai, su hermosa
amada que tristemente era esteril. Aquí estaba la muestra de su amor y el motivo de su fe. Pues si él quería
tener un hijo con Sarai no tenia mas que esperar un milagro de Dios.
Supongo que
Sarai comenzó a darse cuenta de esto y en su amor a su esposo decidió algo que pensó
lo aliviaría.
Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella
tenia una sierva egipcia, que se llamaba Agar. Dijo entonces Sarai a Abram: Ya
ves que Jehova me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva;
quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram el ruego de Sarai.
Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea
sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose en cinta, me mira con
desprecio; juzgue Jehova entre tú y yo. Y respondió Abram a Sarai: He aquí, tu
sierva esta en tu mano; haz con ella como te parezca. Génesis 16:1-6
Ah! Que
amor tan leal el de Abram! Ahora tenía un hijo en el vientre de Agar y estaba
dispuesto a perderlo por causa de su amada Sarai y volver a esperar un milagro
de Dios. ¿Cómo no conmover el corazón de Dios un amor tan grande? La promesa de
un hijo ya estaba cumplida, una gran nación saldría de Ismael ¿Tanto amaba
Abram a Sarai a costa de perderlo todo?
Dios supo o sabria
la respuesta y entonces todo cambio.
Si, todo
cambio a partir de aquí. Abram se llamó Abraham y se circuncido como señal del
pacto hecho carne, Sarai se llamo Sara y una promesa rompería con cualquier
tradición y costumbre y un milagro seria señal del pacto del amor.
Dijo también Dios a Abram: A Sarai tu mujer no la llamarán Sarai,
mas Sara será su nombre. Y la bendeciré, y también te daré un hijo de ella; si,
la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de
ella… Y dijo Abraham a Dios: Ojala Ismael viva delante de ti. Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un
hijo, Y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto
perpetuo para sus descendientes después de él. Génesis 17:15-19
El triunfo
del amor, y la fe en Dios, hicieron posible esta hermosa historia que dio como
fruto un hijo llamado Isaac y un reino y un salvador salieron de él. Pero hablaremos de ello en otra ocacion. Lo que quiero destacar en este articulo es la supremacia del amor tal como lo recito Pablo a los corintios. Y esta historia de Abran y Sarai es el ejemplo primitivo del pueblo de Israel.
Y para
finalizar como testimonio del inmenso amor de Abraham por Sara, en la Biblia se encuentra el
hermoso poema que habla de la sepultura de Sara como un homenaje al amor único
y eterno.
Fue la vida de Sara
ciento veintisiete años; tantos fueron los años de Sara.
Y murió Sara en
Quiriat-arba, que es Hebron, en la tierra de Canaan;
y vino Abraham a hacer
duelo por Sara, y a llorarla.
Y se levantó Abraham
de delante de su muerta, y habló a los hijos de Het, diciendo: Extranjero y
forastero soy entre vosotros; dadme propiedad para sepultura entre vosotros, y
sepultaré mi muerta de delante de mi.
Y respondieron los
hijos de Het a Abraham, y le dijeron: Óyenos
señor nuestro; eres un príncipe de Dios entre nosotros; en lo mejor de nuestros
sepulcros sepulta a tu muerta; ninguno de nosotros te negará su sepulcro, ni te
impedirá que entierres a tu muerta.
Y Abraham se levantó,
se inclinó al pueblo de aquella tierra, a los hijos de Het, y habló con ellos,
diciendo: Si tenéis voluntad de que yo sepulte mi muerta de delante de mí, oídme,
e interceded por mi con Efron hijo de Zohar, para que me de la cueva de
Macpela, que tiene al extremo de su heredad; que por justo precio me la de,
para posesión de sepultura en medio de vosotros.
Este Efron estaba
entre los hijos de Het; y respondió Efron heteo a Abraham, en presencia de los
hijos de Het, de todos los que entraban por la puerta de su ciudad, diciendo:
No, señor mío, óyeme: te doy la heredad, y te doy también la cueva que está en
ella; en presencia de los hijos de mi pueblo te la doy; sepulta tu muerta.
Entonces Abraham se
inclinó delante del pueblo de la tierra, y le respondió a Efron en presencia
del pueblo de la tierra, diciendo: Antes si te place, te ruego que me oigas. Yo
daré el precio de la heredad; tómalo de mí, y sepultare allí mi muerta.
Respondió Efron a
Abraham, diciéndole: Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos ciclos
de plata; ¿Qué es esto entre tú y yo? Entierra pues tu muerta.
Entonces Abraham se
convino con Efron, y pesó Abraham a Efron el dinero que dijo, en presencia de
los hijos de Het, cuatrocientos ciclos de plata, de buena ley entre mercaderes.
Y quedó la heredad de Efron que estaba en Macpela al oriente de Mamre, la heredad
con la cueva que estaba en ella, y todos los árboles que había en la heredad, y
en todos sus contornos, como propiedad de Abraham, en presencia de los hijos de
Het y de todos los que entraban por la puerta de la ciudad.
Después de esto
sepult´p Abraham a Sara su mujer en la cueva de Macpela al oriente de Mamre, que
es Hebron, en la tierra de Canaan. Y quedó la cueva que en ella había, de
Abraham, como una posesión para sepultura, recibida de los hijos de Het.
Génesis cap. 23
Allí, en
esa cueva de Macpela llena de hermosos árboles y adornada por príncipes,
descansa Abraham junto a su amada. También están los niños que sostuvo en su regazo:
Isaac y Jacob junto a sus esposas.
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